Vacaciones Docentes / Dr. Washington W. Montaño Correa. MSc.

Columnistas, Opinión

Que las personas tengan el derecho a descansar, luego del trabajo y tal como lo contempla la ley, es una ansiada espera para que lleguen. Deshacerse de las obligaciones laborales y dedicarse a descansar, a disfrutar de las mil y una maneras que puedan existir, es ahora una gran necesidad. No importa cuánto hay que gastar, porque para eso se trabaja, lo que cabe en cuerpo y alma es huir, vaporizarse, desaparecer, hacerse humo y olvidarse de la vida terrenal y volverse espíritu, para viajar por el mundo.

Para los docentes, cada año lectivo que comienza, lo vuelven pesado, agobiante, en un encierro aburrido llenando planificaciones que ya existen en formatos repetidos. Y ni bien comienza el año escolar, llegan las benditas prohibiciones-amenazas-imposiciones de útiles escolares; que no cuesta lo que dicen, ni son los necesarios como publican; no hay un estudio técnico en sitio, son apreciaciones tras el escritorio, que asoman como “defensoras del bolsillo del padre de familia”, pero que terminan comprando útiles escolares complementarios, en “varios viajes, señor licenciado”.

Luego, el fastidio de los textos escolares, que las distribuidoras deberían dejar en las instituciones educativas, pero, los muy cómodos, dejan en el centro de acopio y hacia allá obligaron a docentes a cargar cajas de libros. Y cada vez con el mismo sonsonete, “que la minga comunitaria”. Si hay dinero destinado a estos rubros que paguen a estibadores para que completen la tarea, dejen a los docentes en paz, respeten su condición y no vengan con el que a nadie se les cae las manos por cargar o limpiar; ya basta de menospreciar el trabajo intelectual. Estos tiempos deben ser utilizados para capacitar a los docentes, en leyes, normativas, procesos internos, capacitación en el uso de la plataforma educativa; elaboración de proyectos educativos, procesos didácticos lectores, problemas de aprendizaje, rutas y protocolos del DECE, dirección de sesiones con padres, etc. Administrar la educación es una tarea muy compleja y requiere de unidad del colectivo institucional, motivación para la participación y sobre todo respeto.

Y largo sería enumerar las situaciones conflictivas que se viven hacia adentro, día a día, que han cambiado el ambiente socioeducativo, elevando los niveles de estrés magisterial, sin que ninguna autoridad educativa, provoque alguna acción social o deportiva que frene este peligroso mal; porque todo lo prohíben, sin ton ni son; a este paso, nunca van a encontrar la calidad y calidez en la educación que tanto han pregonado y nunca lo han demostrado, porque si así fuera, otra sería la sociedad en que vivimos. Nada ha cambiado, ni las autoridades a dedo.

Ahora sí, comprenden lo importante que es irse de vacaciones, sin importar cuanto cueste. Chulla vida. (O)

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