Telenovela / Editorial

Editorial, Opinión

Los canales de televisión entregan telenovelas por capítulos para mantener expectativa y suspenso. Lo destacado de las telenovelas es que ofrecen una gran gama de temas. Los de amor que muestran de todo, siempre con un villano; y las de suspenso, de batallas y de guerras.

La política de los últimos tiempos tiene un símil con las telenovelas. La corrupción de la última década se la mantuvo en el más estricto secretismo oficial, a pesar de que el público siempre tuvo la sospecha de su existencia. Algunas personas se atrevían a denunciar los atracos y las irregularidades en la contratación pública, pero fueron enjuiciadas, perseguidas y sentenciadas.

Varios capítulos de la corrupción han sido conocidos por el público y sometidos a la investigación fiscal; algunos actores de alto coturno han sido sentenciados y guardan prisión. Tenemos que esperar la entrega de nuevos capítulos que ya se vislumbran que se cocinan a fuego lento.

El capítulo aparecido la última semana resultó uno de los más importantes, en el que participan actores principales y los extras que cumplen su papel; al momento este último capítulo ha generado cosas insólitas. La mezcla del agua y del aceite ha permitido que dos fuerzas antagónicas, la extrema derecha y los “revolucionarios” que aún quedan para cumplir consignas que llegan de fuera, se unieran para desestabilizar la institucionalidad.

El capítulo más esperado es el relativo a que el más alto exponente de la corrupción sea investigado, enjuiciado y sentenciado. El castigo debe llegar a todos los culpables.’ (O)

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