Stratum Lapide Infernum Bona Voluntate / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

 

Dicen que, el camino al infierno está lleno de buenas intenciones, de buenos propósitos, de promisorias finalidades y de expectantes procesos políticos demagógicos.

Luego de que el maestro de maestros y caballero de la corte de la PENUMBRA REVOLUCIONARIA, especializado en GRILLETOLOGÍA, modalidad ON LINE; luego de un arduo trabajo en equipo y una minuciosa manipulación del grillete electrónico, se despidió de todos y todas con un folclórico mensaje por las redes sociales, el Ejecutivo rasgándose las vestiduras “blancas- baquita”, dijo: que van a depurar al GOBIERNO.

Ardua y titánica tarea del gobierno Nacional, discernir entre honrados y desdeñados, entre corazones ardientes y calientes; entre manos limpias y bolsillos llenos; entre revolucionarios y “robolucionarios”; entre incondicionales y conspiradores; entre trogloditas y depurados.

La Historia nos recuerda que Don. José María Velasco Ibarra depuró tantos y tantos gabinetes ministeriales cuantos conformó. Despedía funcionarios públicos traidores con la misma facilidad con la que los sustituía por otros igualmente corruptos y potencialmente depurables.

Esta clásica solución dantesca, es una condición intrínseca de los regímenes populistas y demagógicos; sus gobiernos están compuestos por una masa amorfa y corrompible de cuadros que ellos los llaman militantes que se acomodan a su conveniencia y provecho. Y que guardan lealtades a lo clásico de las grandes mafias.

“Giovanni Falcone nos animaba a analizar el mal y a comparar al hombre común con el mafioso, subrayando que solo para este último es fundamental la cultura de pertenencia y la fidelidad. Los valores fundamentales como dignidad, respeto, honor, solidaridad son Valores por los cuales los mafiosos están dispuestos a morir”.

Solo de esta manera se explica la eventual complicidad de varios funcionarios con los actos de corrupción que se destapan a la luz pública.

En tales casos la CORRUPCIÓN ESTATAL, no se reduce a la fuga del caballero maestro de maestros, sino al entramado mafioso o a la red de corrupción que podría seguir operando con guante blanco en un sin número de instituciones estatales. No solo en el gabinete presidencial.

El problema es mucho más grave cuando se pretende gobernar con ese contingente de funcionarios resbalosos, escurridizos y vidriosos.

No está por demás recordar al gobierno que se debe luchar con dureza, severidad y rigor contra los delincuentes de terno y corbata. Recordar también que al parecer nuestra Patria se ve atestada por una banda de individuos de buen abolengo en conflicto con la Ley y verdaderas redes mafiosas de la corrupción.

La discusión sobre la escapatoria elegante de Alvarado, debería ser la gota que derramó el vaso y la tolerancia de los ecuatorianos, aquello debe constituir en una excelente oportunidad para que los partidos políticos, el gobierno y el pueblo en general le muestren al país su verdadero temple moral. (O)

 

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