Soterramiento eléctrico

Editorial

 

 

   Las urbes de primer mundo, como característica principal, tienen calles sin la presencia de cables de alta tensión, puestos a lo largo en postes de luz, presentando así una arquitectura más sencilla al momento de caminar por las veredas.

 

Lastimosamente, cables a lo alto de vías y arterias, conllevan un riesgo inminente, más aún cuando la presencia de arboles o arbustos comienza a verse afectada con el material eléctrico. Además, se suma el tema estético, donde una ciudad en vías de desarrollo, debe tener en la parte inferior de la calzada, toda la ‘maraña’ de cables posibles, brindando una imagen más limpia al ojo humano cuando se recorre una calle principal o secundaria.

 

A nivel mundial, han existido casos de personas electrocutadas, aún siendo electricistas que, por circunstancias negativas, la suerte no ha estado de su lado; de igual manera, a veces, la mala practica profesional, ha generado que el individuo reciba fuertes descargas eléctricas, provocando daños en su salud.

 

En buena hora, la Empresa Eléctrica Ambato (Eeasa), en coordinación con los municipios, empresas de telefonía, transmisión de datos, así como TV por cable, ha venido mejorando el soterramiento de redes de distribución eléctrica en varios cantones de la provincia, con una inversión millonaria contemplada en dos etapas que, sin duda, será beneficiosa para los tungurahuenses, en el ámbito de servicio e imagen como urbe. (O)

 

 

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