El silencio de la montaña

Columnistas, Opinión

 

1. Canto inicial:

Sube a la montaña, sube a la montaña, sube a la montaña y verás al señor. Oye la llamada de su vox, no vuelvas la espalda al Redentor, sube y sigue al Señor. Él te invitará a ser pobre, él te invitará a ser limpio, a vivir, a morir por un mundo mejor.

2. Saludo y motivación:

Hermanos y hermanas: sentimos ya el día del misterio más grande nuestra fe: muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, razón de nuestra salvación. En un mundo de bulla, de ajetreo, de ruidos, hoy Jesús desde el silencio de la montaña o lugar apartado nos invita a buscar esos espacios distintos , alejados y silenciosos para podernos comunicar con Dios y con nosotros mismos, con nuestras conciencia. Busquemos de aprender de este silencio de Cristo, la necesidad de espacios silenciosos y apartados para poder comunicarnos con Dios en la oración.

3. Oración para todos los días

4. La palabra de Dios:

Mateo 6,5; Lucas 6,12-13 y Mateo 17,1

5. Reflexión y compromiso:

El comunicarse con Dios, orar es algo necesario que Cristo buscaba diariamente y permanentemente un tiempo y un espacio para “subir a Dios” y comunicarse con él. La montaña o un lugar apartado es el signo de subir, acercarse y conversar con Dios, para regresar a lo ordinario de la vida fortalecido. Comprometido. Cristo, con su ejemplo nos enseña que para “orar-comunicarse con Dios hay que buscar un lugar “apartado y alto” un lugar lejos de la bulla, de las preocupaciones ordinarias, un lugar de paz de serenidad, de “despreocupación”. Un lugar que asegure la presencia de Dios Vivo, presente. Son espacios para descansar, para escuchar, para poder decir lo nuestro al padre, para serenarnos. A esos espacios “subimos”, contémplanos a Dios en su total dimensión, escuchamos, a regresamos a la vida destinitos y mejorados. Son espacios para todos los días, al terminar la jornada o comenzar el día, allí alabamos, pedimos, decidimos, revisamos nuestras opciones. Compromiso: ¿Cuál es nuestra montaña o lugar apartado para hacer oración, qué nos falta para aprovechar esos espacios de silencio?

6.- Oración de la comunidad
Cuando los israelitas pasaron el mar rojo y entraron en una tierra nueva y silenciosa (desierto) contemplaron las maravillas del Señor y oraron cantando. Digamos todos, en dos coros:
Cantaré al Señor que se ha cubierto de gloria Caballos y jinetes ha arrojado en el mar
Mi fuerza y mi poder es el Señor. El fue mi salvación, El es mi Dios, yo lo alabaré.

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