Siguen las dudas sobre el asesinato de periodistas

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Los parientes advierten que, por ejemplo, no se ha analizado la dirección IP para descubrir desde qué lugar fue enviado el correo electrónico con el video en que Javier, Paúl y Efraín aparecen encadenados. (Foto: larepublica.ec)

El manejo del secuestro, las operaciones militares para capturar a alias ‘Guacho’, la falsa liberación y el triple asesinato.

Los familiares del periodista Javier Ortega, del fotógrafo Paúl Rivas y del conductor Efraín Segarra advierten que en estas cuatro líneas de investigación todavía quedan incógnitas. Creen que hay cabos sueltos en los expedientes.

“¿Qué sucedió en el Comité de Crisis? ¿Cómo llegaba la información de Inteligencia? ¿Cómo se compartía con la familia? ¿Cómo era el canal de comunicación?”, pregunta Ricardo Rivas, hermano de Paúl.

Para él, los investigadores no han querido examinar cómo se manejó el triple secuestro.

Asegura que, por ejemplo, no se han analizado las huellas dactilares que fueron recogidas de la camioneta en que se movilizaba el equipo de prensa. Tampoco se han explotado las imágenes de la cámara de vigilancia instalada en la casa de la madre de ‘Guacho’.

Los militares dicen que a través de ese dispositivo se captaban imágenes de todo el pueblo y se sabía quiénes llegaban y quiénes salían de Mataje.

Otro dato que las familiares piden aclarar es cómo meses antes del plagio, los equipos de Inteligencia policial ya mantenían conversaciones con alias ‘Guacho’, que para entonces dirigía al Frente Óliver Sinisterra.

Después del plagio en Mataje se abrió un nuevo canal de comunicación, y quien intercambiaba chats con los armados era un asesor del exministro del Interior César Navas.

Los familiares no supieron de estas comunicaciones sino hasta después de que se confirmaron los crímenes.

El funcionario ya fue citado a la Fiscalía y entregó su versión, pero esta aún no es pública.

“Para la Fiscalía, el secuestro ocurrió en Colombia y a partir de allí no se han realizado pericias ni se han seguido pistas importantes”, agrega Rivas.

En ese mismo e-mail llegó la fotografía de un manuscrito que aparentemente está redactado por el fotógrafo.

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