Sepelio de fetos y neonatos desconocidos, ayer

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Quito, (EFE).- El entierro ayer en Quito de 36 fetos y recién nacidos no reconocidos ni reclamados, en el marco de un proyecto promovido por la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Quito, ha avivado el debate en torno al aborto en Ecuador.

El camposanto Jardines de Santa Rosa al sur de la capital, fue el escenario de un sepelio inusual que despertó enorme emoción entre los asistentes y fue oficiado por el arzobispo de Quito y primado de Ecuador, monseñor Fausto Gabriel Trávez, quien bendijo los restos.

En pequeñas cajas blancas sobre las que reposaban fotografías y una breve identificación, habían sido colocados los bebés difuntos con edades comprendidas entre las diez semanas de gestación hasta neonatos que pudieron vivir algunas horas o incluso días.

Tras una misa en la que se les rindió tributo, oficiales de la Policía Nacional portaron una a una las cajas mortuorias antes de que un clérigo las rociara con agua bendita.

Posteriormente fueron entregados a fugaces «padres adoptivos» que les pusieron dos nombres, como manda la tradición en la nación andina, como por ejemplo el de Juan Francisco. Y algunos de ellos, entre lágrimas, los entregaron a los funcionarios del cementerio para que procedieran a su sepultura.

Los ataúdes fueron depositados en dos fosas comunes cada una de ellas con una lápida que rezaba: «En memoria de los niños no nacidos, 13 de marzo 2018».

«Queremos en estos momentos rendirles un homenaje, un adiós como se merecen, con unos padres que les dicen te amo, que les han dado un nombre y les dejan en un sitio para que descansen en paz», declaró a Efe Amparo Medina, de la Pastoral Familiar y la Red Vida y Familia.

La abogada Marta Villamarín, coordinadora técnica de métodos y protocolos del Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, encargada de gestionar el proceso, indicó a Efe que se desarrolló cumpliendo todos los requisitos legales.(I)

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