Recuperar el Estado de Derecho / Gabriel Morales Villagómez

Columnistas, Opinión

 

El “estado de derecho” que vivió el Ecuador hasta el año 2008 fue exterminado con la derogación de la Constitución de 1998, y la aprobación y entrada en vigencia de la Constitución de Montecristi. Sobre la base ésta Constitución el ex presidente Rafael Correa y su movimiento Alianza País, en diez años arrasaron  y destruyeron toda la institucionalidad.

La Asamblea Constituyente de Montecristi solo fue la fachada para dar legitimidad e imponernos una Constitución pre-elaborada por asesores españoles, que fueron bien remunerados, contratados por la Procuraduría General del Estado, por recomendación del coronel Hugo Chávez, para tratar de implementar en el Ecuador el mismo modelo bolivariano de  Venezuela.

Se nos vendió la imagen de que se trataba de la implantación de un nuevo paradigma Neo-constitucionalista, el convertir al Ecuador en un estado constitucional de derechos y de justicia, aparentemente con cinco poderes, dando relevancia al poder ciudadano, una nueva forma filosófica, política, jurídica, social y económica de concebir al Estado.

Se reemplazó el principio de legalidad  y la estructuración orgánica del Estado tradicional en el que la ley determinaba la autoridad y la estructura de poder, proveniente de la Revolución Francesa, en donde prevalecía la teoría de la división de poderes enunciada por Montesquieu, a mediados del siglo XVIII: legislativo, ejecutivo y judicial, así como en la existencia de frenos y contrapesos entre esos poderes.

La Constitución del 2008 de corte neo-constitucionalista no  fue la  invención de los asambleístas de Montecristi, su teorización nació tras la segunda guerra mundial y ha venido construyéndose en los últimos 50 años en estados como   Italia (1947); Alemania (1949); Portugal (1976) y España (1978).

Según los  teóricos  del neo-constitucionalismo, en el estado constitucional de derechos, la Constitución debía convertirse  en el espacio en donde convergen valores, normas, políticas, directrices y principios, como instrumentos empleados para resolver los más importantes problemas de derecho y moral del ser humano.

Se le atribuía los méritos de ser una Constitución garantista de derechos, igualitaria, participativa y plurinacional, pregonaban que era la mejor constitución del planeta, destinada a durar trecientos años, pero no, con su entrada en vigencia se convirtió en un instrumento político para saciar las vanidades y los privilegios de quienes ostentaron el poder y se fue quedando en vana palabrería, sólo enunciados pomposos, letra muerta.

Sobre la base de esta Constitución se patentó un estado de propaganda, con una justicia al servicio del poder, una estructura institucional que permitió la   corrupción  y el robo de los recursos públicos.

Los cinco poderes creados fueron puestos al servicio y la vanidad del caudillo.

En lo económico la Constitución del 2008 propuso la construcción de un nuevo modelo de acumulación y redistribución de la riqueza, democratizar el acceso a los medios de producción, crear las condiciones para incrementar productividad y generar empleo que sea sostenible en el tiempo, mediante el impulso de una economía popular, social y solidaria.  Es este modelo social y solidario el que ha llevado al país a una crisis económica y social  profunda, despilfarro, préstamos, despidos y a implementar dolorosas medidas económicas.

Es el momento de pensar en la posibilidad de que se convoque a una asamblea constituyente que reinstitucionalice al Ecuador, cambie el modelo económico y que permita volver a los tres poderes clásicos, fortaleciendo a los organismos de control. (O)

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