No quiero ser “guacho” / Hernán Marcelo Guerrero

Columnistas, Opinión

 

Alias “Guacho” está muy cerca de ser capturado, se han realizado algunas capturas de gente aliada al bandido, las que han llevado a concluir que el cerco se le está cerrando, la Fiscalía Colombiana tiene adelantadas las investigaciones sobre el secuestro y asesinato de los periodistas ecuatorianos, las mismas que esperamos se dé pronto y con positivo resultado, y que los asesinos paguen por sus fechorías, y mientras nuestro querido país, en estos últimos meses ha sido blanco del narcoterrorismo en la frontera norte, en paralelo ciertos medios televisivos ofrecen a sus audiencias, series que aparentemente seducen la mirada del televidente, pero en el fondo corroe lo más íntimo de su personalidad. Estos medios masivos han probado ser altamente “eficientes” para moldear la opinión general, se justifica la guerra, el desamor y la alienación ideológica como productos de una realidad ficticia que muchos no sabemos interpretar. La influencia que tienen las narconovelas en la población, es una temática poco abordada.

Niños y adolescentes hoy que se encuentran de vacaciones visualizan este tipo de programaciones violentas, incluso en compañía de sus padres, esto induce a pensar que los padres, que son los encargados de formar valores, principios y normas de comportamiento de los hijos, están siendo un modelo negativo, dado que pueden tener consecuencias negativas en la conducta. Estas escenas están relacionadas a las acciones que realizan los narcotraficantes para conseguir sus objetivos; es decir, que se dejan llevar por aspectos que para ellos resultan atractivos, la fama, el dinero, las mujeres, los lujos y el poder que conlleva este maldito negocio.

Sin vulnerar libertades, es deber del estado ecuatoriano regular contenidos y las televisoras ofrecer a sus televidentes programas que construyan y no destruyan. Que hermoso sería escuchar de los hijos a sus padres: no quiero ser Guacho, no quiero ser Pablo Escobar, no quiero ser Gerald, no quiero ser un mal ser humano, por favor quiero crecer y formarme con valores, quiero jugar, divertirme sanamente, no hacer daño a los demás ni perjudicarlos. Quiero ayudar a la sociedad y no ser cómplice de robos o asesinatos, si veo algo anormal llamar a la policía o en grupo enfrentar a los maleantes y así se evitaría robos o muertes como sucedió hace meses atrás con un taxista, aquí en Ambato. Un tema para reflexionar en casa, tras el televisor y acompañado del amor, el mejor de los sentimientos humanos. No todo está perdido, sigamos trabajando por una nueva y mejor humanidad. (O)

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