Matriculación y maltrato / Gabriel Morales Villagómez

Columnistas, Opinión

La Constitución de Montecristi, estableció como competencia exclusiva de los gobiernos municipales el planificar, regular y controlar el tránsito y el transporte terrestre dentro de su territorio cantonal.

El Gobierno Autónomo Descentralizado de Ambato en cumplimiento de la norma constitucional y otras disposiciones legales, asumió las competencias del tránsito, entre ellas la matriculación y revisión vehicular.

Al principio, al asumir las competencias de tránsito, con pompa se habló de un modelo descentralizado de gestión en beneficio de la ciudadanía. Se manifestó que iban a ser efectivos en el cumplimiento de las competencias asumidas, que se brindaría un servicio digno, eficaz y de calidad para el bienestar común.

Pero no, desde hace varios años la matriculación vehicular en Ambato es un tormento y un maltrato total al ciudadano.

Para mí, el “viacrucis” de matriculación empezó por la obtención de un turno, vía internet, para la revisión. Después de dos días con suerte y luego de varios intentos pude obtener un turno para el día viernes pasado.

No obstante que el turno estaba para las doce y cuarto, pensando en ganar tiempo, acudí a la Agencia de Tránsito del GADMA, a las ocho de la mañana, pero y la fila de vehículos en la Avenida Galo Vela, a esa hora, llegaba casi hasta el paso lateral.

Entonces uno se encuentra con el caos, el desorden, pitazos, esperas, conatos de peleas. Resulta que hay usuarios que aun con los turnos respectivos madrugan a la revisión desde las tres de la mañana, pero los turnos no se respetan y todos quieren ingresar en el orden de llegada.

Uno se llena de paciencia, pero mientras se espera en la fila, por el costado  ingresan varios vehículos con “trato preferente”. El sol, el cansancio y la desesperación agobian.

Logro ingresar a la una de la tarde a la  revisión y es otra espera. Mi vehículo es revisado casi a las dos de la tarde. Retiro el  vehículo hasta el parqueadero y me toca hacer otra fila interminable  para acceder a las ventanillas de digitalización. La fila no avanza y son las tres de la tarde. Los ánimos se caldean, los usuarios se molestan y reclaman. Hay amenazas de peleas en la puerta de ingreso pero el guardia controla la situación.

Hay gente privilegiada que no hace fila y son atendidos inmediatamente, los usuarios reclaman pero no pasa nada. En la parte interior solo atienden dos ventanillas y en cada trámite se demoran entre diez y 40 minutos. En la ventanilla 1 hay un “servidor público” a quien los usuarios solicitan que atienda, pero él como si no le importara y estuviera acostumbrado a los reclamos, responde molesto que no hay sistema y que los reclamos le hagan a la Jefa de Agencia.

Finalmente ya casi a las cinco de la tarde me entregan la matrícula y con errores en los datos, prefiero no reclamar para salir con la matrícula lo más pronto posible.

La gente a esas alturas ya no tiene ánimos para reclamar, han perdido un día de trabajo, muchos sin desayuno, sin almuerzo y con mala noche, lo único que aspiran es a que les entreguen la matrícula, ya ni siquiera les importa el atropello, sino salir corriendo a atender las labores cotidianas.

¡Señor Alcalde! visite un día la Agencia de Tránsito y sienta el maltrato de la Agencia a los ciudadanos. La buena imagen que usted logra cuando inaugura puentes o entrega calles o asfaltados, se borra con los desaciertos en el manejo de las competencias de tránsito. (O)

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