Los tiempos de Dios son precisos /Kléver Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

Semana Santa, semana de reflexión, de meditación, de pensar sobre lo vivido, lo logrado. Semana de agradecimiento a Dios por nosotros y los nuestros. Es una semana de resignación y conformidad por nuestras perdidas, pues nos enseñó que cuando algo o alguien muere es porque hay otro algo o alguien que comenzará a vivir. Igual que después de que cada noche llega un nuevo día y después de que la oscuridad llega a la luz, después de una pérdida o muerte dolorosa, surge una nueva vida. No nos aferremos a nada. Lo que hoy nos hace llorar, mañana puede hacernos reír.
Ya que murió por nosotros, recemos para que Él nos de salud y fuerza para seguir con paz y armonía el tiempo que nos conceda vivir. Renovemos nuestras mentes y nuestros corazones para soltar todo lo que hemos sostenido, eso que nos obstaculiza y nos enreda.

Nuevas metas, nuevos sueños, pues Dios ilumina nuestra inteligencia y nos permite renovar nuestros pensamientos para adecuarlos a nuestros mejores propósitos. Pidámosle que nos brinde la misma sabiduría que Él cosió en los corazones en nuestros padres que nos compartieron cuando niños, y así invertir depósitos de fe en nuestros hijos.
En cada uno de nuestros tiempos difíciles, pidámosle ayuda para mantener nuestros ojos en Él y que nos mantenga lejos de las maldades actuales. Que nos de coraje y valentía para ser capaces de defendernos ya que el mundo está lleno de villanos que intentan con maldad y mentiras robarnos, estafarnos, asaltarnos destruirnos. La paz parece ser una ilusión, por muy tranquilo que parezca el mundo, la paz no nos dura mucho. La paz es una lucha contra nuestra naturaleza, una piel que estiramos sobre los huesos, músculos y tendones de nuestro propio salvajismo innato, el instinto de la violencia se acomoda en nuestro interior como un parásito, espera la oportunidad de alimentarse de nuestra rabia y multiplicarse hasta salir de nosotros, la violencia, la guerra, el engaño, es lo único que entendemos bien, se dice que somos filogenéticamente como cualquier cazador furtivo, engañadores, tramposos. Que, según muchos neurólogos, psicobiologos, psiquiatras, dentro de nosotros habita diferentes índices de maldad. Hoy por hoy nadie puede permitirse el lujo de estar indefenso. No tenemos por qué estar cerca de aquellos que nos rodean y están envenenando nuestra vida, lo mejor para nosotros será establecer ciertos límites de dicha comunicación lo antes posible. El ser humano es un ser no permanente, en veces nos vamos a la cama cariñosos, pero otras veces nos levantamos con un sentimiento de traición, alejémonos de lo que nos hace daño. De vez en cuando es muy útil alejarse de nuestro entorno cotidiano por un tiempo a solas con Él para liberarnos de constantes dolores de conciencia o sentimientos de culpa por lo que hemos errado en algo o con alguien.

Lo más grandioso que Dios puso en el mundo es la diversidad humana que hace a cada uno un ser auténtico, capaz de transformarse y escoger de forma libre la manera en que quiere desarrollarse, superarse. La autoestima es uno de los mejores regalos que podemos darnos a nosotros mismos para ser emprendedores, no nos dejemos manejar por un puñado de cínicos sinvergüenzas que han significado la cúspide de la degeneración, haciéndole creer al pobre que pensaron en él y no fueron más que los más corruptos despilfarradores de provecho propio en la historia republicana. Pero todo tiempo se cumple. Los tiempos de Dios son precisos. No fallan.. (O)

 

Medicina Integrativa Oriental

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