Los peores representantes del socialismo /  Mario Fernando Barona    

Columnistas, Opinión

El Socialismo del Siglo XXI confirma día a día ser la receta perfecta del fracaso para cualquier país, sin embargo y a pesar de serlo, hay uno que otro gobernante en esa línea, como Bachelet, Mujica y Morales en Chile, Uruguay y Bolivia respectivamente, que supieron sortear en determinados momentos los puntos críticos de la mentada franquicia y salir relativamente airosos del seguro desastre. Pero eso depende exclusiva y particularmente de la visión de cada uno de ellos, es decir, de alguna manera -los tres- actuaron con suficiente tino para no caer en las arenas movedizas que abundan en medio del anegado terreno fangoso que significa andar por el socialismo.

No pasa lo mismo con otros gobernantes que siguieron (o quisieron seguir) a rajatabla dicha doctrina. Es el caso, por ejemplo, de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, como presidentes de Venezuela cobijados los dos por la bandera roja, la hoz y el martillo. Otro caso emblemático también de tozudez y radicalismo irracional es el de Rafael Correa en el Ecuador quien guiado -en teoría- por el mismo socialismo, permitió que se perpetraran los más osados casos de corrupción nunca antes vistos en nuestra historia republicana.

Pero en razón a que hace apenas un par de semanas atrás se llevaron a cabo elecciones presidenciales en el país caribeño, y en las que “ganó” nuevamente el narco-dictador Nicolás Maduro, he de referirme en la presente columna a este episodio que ha traído mucha cola a nivel mundial.

Primero, señalar que desde que Maduro propuso elecciones presidenciales en su país, hace varios meses atrás, ya se alzaron voces en la comunidad internacional de advertencia y preocupación. Hoy, las mismas se han ratificado contundentemente constituyéndose casi en una sola voz planetaria: el rechazo al proceso y resultados electorales que le dieron el triunfo a Maduro, y por tanto el no reconocimiento como nuevo presidente. Lapidario. Sin embargo, Maduro en su desesperación por imponer la farsa, atropella torpemente el sentido común y suma dos más a los innumerables errores que son justamente los que le diferencian de los presidentes señalados en principio: adelanta en siete meses las elecciones, y una vez con el “triunfo” en ocho su posesión oficial.

Pero hay más. Durante la campaña electoral, Maduro en más de una ocasión chantajeó criminal y desvergonzadamente al pueblo para que acuda a votar por él: manos que dan reciben, dijo; dando y dando; si me das tu voto tendrás salud y educación gratis, sino, prepárate…, amenazó el dictador a su propio pueblo. Finalmente, el domingo pasado en un comunicado de prensa ya lanzó sanciones a quienes no votaron por él retirándoles varios derechos civiles.

El socialismo, a pesar de no traer nada bueno, si es practicado con un poco de sentido común, puede eventualmente ayudar al gobernante a cosechar uno que otro triunfo político, pero hay quienes como Castro, Ortega, Maduro y Correa se empecinan en hacerle la peor propaganda, y sí que lo han logrado con sobra de méritos. (O)

 

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