Ley de Comunicación /Editorial

Editorial, Opinión

 

  Una  de las importantes ofertas de la campaña electoral de los candidatos presidenciales de la última elección fue coincidente, relacionada  con la Ley de Comunicación dictada en la administración de Rafael Correa.

  Esta ley mordaza fue inspirada en la filosofía  del socialismo del siglo 21, para ejercer el control total de todas las Funciones del Estado y de la prensa nacional que podría oponerse a la omnipotencia del Presidente,  como aconteció durante la década desperdiciada.

  Ha transcurrido año y medio de la actual administración   del señor Lenín Moreno y la Ley de Comunicación permanece intacta, ni se la ha eliminado en forma total ni se la ha  reformado sustancialmente. A lo mucho se ha cambiado a ciertos funcionarios que han dejado de perseguir a los periodistas y a los medios de comunicación, lo cual no es garantía de que algún autoritario y demagogo pueda, en el futuro, utilizar la Ley para coartar la libertad de prensa.

  Mucho se ha hablado sobre este tema en reuniones con varios sectores de opinión; se ha realizado foros; se ha invitado a representantes de organismos internacionales de Comunicación y nada más.

  El tratamiento de la ley de Comunicación se ha estancado y, al parecer, a nadie le interesa dar solución al problema de fondo.  Qué sucede en la Asamblea Nacional y en la Presidencia de la República, qué intereses se imponen. Falta decisión para cumplir el mandato de la Consulta de febrero. Hasta cuando habrá que esperar la solución correcta que desean los  ecuatorianos. La paciencia puede acabarse. (O)

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