Las Mentiras. / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

 

La mentira hiere destruye rompe desgarra, no es una buena decisión ni un buen cómplice. Una de las actitudes más perniciosas y que más molesta a los seres humanos es ser víctima de una mentira. Pero cuando se hace un análisis más profundo de ella, podemos encontrar sorpresas sobre su verdadera esencia y, sobre todo, en la importancia que tiene en nuestras vidas en pareja, en familia, en comunidad, en nuestras relaciones de trabajo.

Lamentablemente el que dice una mentira no sabe que tarea ha asumido por que estará forzado a inventar veinte más para sostener la primera, una verdad puede doler hacer llorar unos cuantos días, pero una mentira te marca para siempre.

El acto de mentir se define como la intención deliberada que tiene una persona de engañar otra. La mentira viene a ser simplemente, algo que no es verdad, que no es real. Existen dos formas fundamentales de mentir: a través del ocultamiento y a través del acto mismo de falsear. El mentiroso que oculta, retiene cierta información sin decir en realidad, algo que falte a la verdad. El que falsea da un paso adicional: no sólo retiene información verdadera, sino que presenta información falsa como si fuera cierta.

 

Las mentira  ¿Tienen patas cortas? En más de una oportunidad hemos escuchado decir que las mentiras tienen patas cortas, pues en ocasiones se descubren más rápido de lo que pensamos. Las mentiras fallan por muchas razones. A veces, la víctima del engaño descubre accidentalmente la verdad .

Se puede hablar de tres clases de mentira: la racional, la emocional y la conductual.

En la mentira racional, lo básico es que lo que se dice, se siente o se hace, se contrapone con la verdad racional. Se falsea la verdad por algún interés. Es más profunda, mucho más malvada, es la mentira hecha para dañar a los demás. Es el caso de una amiga envidiosa que le dice a otra que su marido la engaña con el propósito deliberado de causar daños en su matrimonio

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La mentira emocional, en la que lo básico es que, lo que se dice, se siente o se hace no concuerda con la situación emocional del mundo afectivo. Un ejemplo de esto podría ser el caso de los esposos que cuando llegan a la casa tratan de parecer enojados, por alguna mala situación en el trabajo, el tráfico pesado o cualquier otra circunstancia, cuando en realidad estaban en una fiesta jugando dominó con sus amigos, o simplemente pasándola bien con su amante. Tratar de parecer enojado, no es fácil, pero ayuda mucho si además se frunce el ceño.

Y el tercer tipo de mentira, que es mucho más elaborada, es la mentira conductual en la que se trata de actuar o dejar actuar de forma deliberada para decir que somos lo que no somos. Es el caso del galán vanidoso de mediana edad, que la oculta ante su novia o amante, tiñéndose las canas y afirmando tener siete años menos.

Y lo mas preocupante no es que nos hayan mentido sino que de ahora en adelante ya no podremos creer en esa persona.

La mentira puede hacer daño a quien la recibe, pero a quien más perjudica es al mentiroso, pues se convierte en una persona poco seria, digna de poca confianza y credibilidad. Muestra de ello es que políticos y empresarios, entre otros, han sido víctimas de su falsa forma de llevar la vida y su trabajo. Recordemos aquel famoso refrán que dice «en la persona mentirosa, la verdad se vuelve dudosa». (O)

Cuando mientes, le robas al otro el derecho a la verdad. – Khaled Hosseini

*María Fernanda Paredes López

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