La bandera tricolor / Gabriel Morales Villagómez

Columnistas, Opinión

 

El 26 de septiembre celebramos el día de la Bandera Nacional y en muchas instituciones públicas y privadas se cobija a los mejores ciudadanos con el tricolor, se la rinde tributo y se la exalta con amor y civismo.

La Bandera del Ecuador tiene como antecedente al precursor de la independencia de las colonias hispanoamericanas, el venezolano Francisco de Miranda, quien habría enarbolado por primera vez la bandera amarillo, azul y rojo, en el mástil del bergantín ingles Leander, en, Jacmel, Haití, el 12 de marzo de 1806, encontrándose en el trayecto desde Estados Unidos a las costas de Coro y Ocumare en Venezuela, en una expedición para promover la libertad.

Por ley del Congreso de Angostura de 17 de diciembre de 1819 se creó la República de Colombia formada por Nueva Granada, Venezuela y Quito, adoptándose la bandera, amarillo, azul y rojo. Posteriormente el Congreso de la Gran Colombia, reunido en Cúcuta, en 1821, dispuso que se siga utilizando el emblema tricolor.

Al día siguiente de la batalla del Pichincha, el 25 de mayo de 1822 fue izada, oficialmente en el Panecillo, lo que habría servido como señal de anexión de Guayaquil a Colombia.

Luego de 1830, ya en el período republicano el Ecuador mantiene los colores del pabellón de la Gran Colombia hasta la Revolución Marxista en 1845 en que se dispone volver a la Bandera azul y blanca con estrellas.

El 26 de Septiembre de 1860, el Presidente García Moreno, dispuso que se adopte el pabellón de la Gran Colombia, por haber sido “sellada con la sangre de los héroes” y para que sea siempre consagrada como la insignia del pueblo y orgullo de nuestras glorias nacionales.

Definitivamente, el 5 de noviembre de 1900, en el gobierno del General Eloy Alfaro, el Congreso del Ecuador decretó que el Pabellón Nacional sea, sin alteración alguna el que adoptó el Ecuador desde que proclamó su independencia, el amarillo, el azul y el rojo, en listas horizontales, en el orden en que quedan expresados, de superior a inferior, debiendo tener la faja amarilla una latitud doble a las de los otros colores.

Durante nuestra vida de estudiantes nos enseñaron que el amarillo representa las riquezas de nuestra Patria. El azul los ríos, el cielo y los mares que bañan nuestras costas; y el rojo la sangre que derramaron nuestros libertadores.

Sobre las razones para que Francisco de Miranda adoptara el amarillo el azul y el rojo como estandarte de las campañas libertarias existen varias versiones. Se dice que Miranda los tomó de la bandera francesa de la revolución y cambio el blanco por el amarillo, por el sol de nuestros trópicos. -Que habría tomado los colores del arco iris- -Que se inspiró en un antiguo Pendón Real de los incas del Tahuantinsuyo- -Que la asimiló a la bandera de la Rusia Zarista, Blanco, Azul y Rojo, cambiando el amarillo tropical por el blanco gélido.

La versión romántica cuenta que Miranda habría adoptado estos tres colores por la emperatriz Catalina II de Rusia y/o la sueca Cristina Hall, en quienes se habría inspirado para crear el amarillo en alusión a los cabellos rubios, el azul por el color de sus ojos y el rojo por la intensidad de sus labios.

No importa cuál haya sido el origen de los colores, exaltamos la Bandera de la Patria porque es nuestro emblema de lucha, libertad y gloria, porque ha flameado con honor en selvas, mares y montañas, porque sigue brillando majestuosa en el orbe y cubre nuestras vidas con altivez y nos da sentido de pertenencia. (O)

 

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