Incentivar la lectura / Editorial

Editorial, Opinión

A partir de la aparición de la imprenta comenzaron las publicaciones de libros, revistas y folletos, con variados enfoques y conceptos, que desbrozaron el camino para que la gente comenzara a tener interés por la lectura y que fuera motivándose por leer y asimilar los textos con comprensión de sus contenidos.

Con el paso del tiempo ha aumentado la producción de libros que son exhibidos en escaparates, en librerías y en las bibliotecas privadas y públicas, para ponerlos al alcance de todos cuantos tengan deseo de adquirirlos y de leerlos. De manera que por oferta de libros no falta.

En los últimos tiempos, lamentablemente, se puede apreciar la tendencia a que potenciales lectores se alejan de la buena costumbre de cultivar la lectura en forma constante. Este hecho se relaciona con niños, jóvenes y adultos. Entre las causas para esta desconexión con la fuente de conocimiento y de sabiduría, que son los libros, se encuentra la falta de incentivos en escuelas, colegios y en el seno de las familias.

Paralelamente a lo indicado, existe la preocupación de las instituciones educacionales para alcanzar mayores niveles de lectura con comprensión aceptable de los contenidos. Se da instrucciones y reglamentaciones para que los alumnos de escuelas y colegios hagan investigaciones en bibliotecas a base de lecturas con guías dirigidas.

Un hecho acertado es la narración de cuentos infantiles a niños de la Salle, que es un primer paso para promocionar la lectura y lograr su afecto a la lectura. (O)

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