Ex Presidente enjuiciados / Editorial

Editorial, Opinión

En la mayor parte de los países de la región, en las últimas décadas, han aparecido gobernantes, que han llegado a gobernar a sus pueblos revestidos con una aureola mesiánica, como predestinados para salvar a la gente de la pobreza, del oprobio y de las injusticias.

Para alcanzar el objetivo, estos aspirantes a dirigir los destinos de sus pueblos acudieron a todo tipo de artimañas discursivas, a la mentira, al engaño, a la demagogia; lograron convencer al pueblo, que espera que alguien venga a sacarles de la crítica situación social y económica que viven.

Lo que, en realidad, ha acontecido es que la aplicación del socialismo ha resultado un fracaso, en todos los países en los que ha practicado. Las desigualdades se han agravado, las injusticias se han ahondado, la falta de empleo es insostenible, la pobreza y la miseria están en todas partes. Esta es la realidad en que vive la población.

La corrupción ha crecido a niveles insospechados. El atraco a los recursos públicos es una constante incontrolable, que se ha convertido en una verdadera institución sólida con una serie de ramificaciones difíciles de desenredar.
Existe una corriente generalizada en Latinoamérica de rechazo ante esta ola de corrupción y de atracos. Se ha comenzado a enjuiciar, penal y civilmente, a varios ex Presidentes -algunos ya están sentenciados- para sentar precedentes. El pueblo espera que todos los ex presidentes -que han conocido los ilícitos- sean enjuiciados y sentenciados como autores o, por lo menos, como cómplices o encubridores. (O)

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