ENERO Y EL SÍMBOLISMO DE JANO

Policiales, Seguridad

Ing. Patricio Chambers M.
Una vez que hemos iniciado un nuevo año es pertinente recoger algunas ideas que marcaron la cultura de la humanidad en este aspecto, pues el término de un ciclo no es sino el inicio de otro, con todas esas experiencias buenas o malas que nos encaminan hacia las metas trazadas.

En la antigua Roma existía un símbolo que representaba en forma bastante clara este paso, se trataba del antiguo dios Jano, a quien se lo personalizaba con un doble rostro: uno mirando hacia atrás (el pasado) y el otro hacia delante (el futuro).

Por ello en el idioma Inglés el primer mes del año es January, que tiene su origen en la palabra latina «Januarius» derivada del nombre de este dios romano. Curiosamente para Jano como para Enero no hay presente, pues una cara recuerda el año transcurrido y la otra cara es esperanza del porvenir.
Es así como se buscaba simbolizar ese traspaso de tiempo que todos realizamos año tras año y así lo explica María Dolores Fernández en uno de sus artículos. Pero Jano también expresa esa otra dualidad que vive en nosotros, aquella que no siempre enfocamos con la suficiente dosis de armonía, pues a menudo nos vemos ante nuevas etapas de nuestra vida con la melancolía que nos produce tener que dejar atrás lo vivido y el temor de tener que enfrentarnos a lo desconocido y temido a la vez.

De ahí que Jano además era el dios de las puertas, pues de alguna manera cuidaba el tránsito a través de los umbrales, recordándonos esa puerta hacia el nuevo tiempo que se abre ante nosotros.
Es un símbolo que también obliga a hacer un balance de las experiencias que hemos dejado atrás en esos 365 días transcurridos, valorando nuestro aprendizaje en base a lo que nos hizo sufrir y motivó nuestros mayores esfuerzos, tanto como las pequeñas y a veces grandes victorias logradas… principalmente sobre nosotros mismos.
Nos lleva a mirar los proyectos que se culminaron al igual que aquellos que quedaron por hacer en medio de fracasos y triunfos propios de toda existencia.

La otra cara, la que mira al futuro nos permite ver el libro que se abre ante nosotros, con sus páginas en blanco, esperando por nuestras acciones que con energías renovadas nos llevarán a plasmar más de un sueño.

Pero tal como lo recomienda otra gran filósofa, Delia Steinberg Guzmán, cabe extraer siempre lo mejor de las cosas que nos rodean, pues Jano nos ofrece una enseñanza importante: no cifrar los sueños tan sólo en el presente, porque nada es duradero cuando se apoya en la fragilidad de un minuto que vuela y pasa.

Para soñar hay que tener Ideales que conformen nuevas imágenes, recomienda esta maestra, en base a un pasado que nos aporta con su rica carga de ejemplos y sapiencia, para sólo entonces saber ¿qué es lo que se quiere y adónde se quiere llegar?.

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