En cuatro libros cuenta la historia de Píllaro

Cantones, Interculturalidad

En el museo llevaba a sus estudiantes para enseñarles sobre las diferentes culturas ancestrales. (Foto El Heraldo)

Nació en la misma parroquia que uno de los guerreros más representativos del imperio incaico, en lo que hoy es la parroquia San Miguelito del cantón Píllaro. La influencia de vivir en el mismo terreno donde habitó Rumiñahui, cuyo verdadero nombre es Pillahuaso II, despertó en Luis Lara esa afición por desempolvar la historia y contarla.

Lara es el historiador de Píllaro  y en cuatro libros narra hasta lo inimaginable de la cultura ancestral de los pillareños.  En el 2001 contó sobre el Píllaro del ayer y de hoy. Trata sobre la tradicional danza de los diablos y afirma que fue quien bautizó como la ´diablada´ porque hombres, mujeres y niños bailaban y lo resumió en un solo nombre.

También recoge la vida de los personajes importantes que fueron parte de la creación del cantón de Tungurahua. El segundo libro trata sobre las leyendas. “Para escribir un libro hay que hacerlo con hechos bibliográficos y de campo, hay que ir al sitio para hablar con su gente antigua. He hecho todo eso para conservar viva, mediante un libro, los hechos pasados. Sobre la diablada no había nada que cuente sobre su historia  y la versión que más se apega fue que surgió como una especie de pelea entre barrios por la disputa de las mujeres”, aseguró.

 

Arqueología su otra pasión 

Luis desde muy pequeño sintió la curiosidad por conocer sobre la historia de su cantón y con ella de Rumiñahui y de las culturas que la habitaron como la Puruhua, Panzaleo y Cosangas. Recuerda  que alguna vez –todavía niño- en los terrenos de sus padres encontró vestigios de las culturas ancestrales y comenzó a explorar más para conocer de su historia.

Al ver ese interés su padre lo envío a estudiar arqueología en Cuenca, carrera que suspendió tras la muerte de su progenitor y cambió por la docencia.

En otros de sus libros recoge la historia de Píllaro Viejo que también tiene una canción, sobre el terremoto de 1949  y el último se lo dedica a Rumiñahui.

“Busco que la gente tenga la oportunidad de conocer sobre sus raíces. A mis alumnos les enseño a valorar nuestra cultura”, menciona. (I)

 

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