Educación para el Ser / Mirian Delgado Palma

Columnistas, Opinión

La educación, es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo del hombre y de los pueblos, a través de ella se ha logrado el adelanto de los países en todos los campos del saber, con una especial particularidad que la educación tiene que adaptarse a los cambios vertiginosos de la época y el mundo.

La auténtica base sobre la cual se sustenta el progreso de un país es la educación. Es la única pasión que perdura a través de los siglos, haciéndonos más nobles y más emprendedores para bien vivir entre los demás. Y si hablamos de la grandeza del hombre, -esencia que forja su identidad-, aquella debe construirse en la educación para el SER.

A propósito, considero que es pertinente socializar un comentario publicado, en el Diario “El Comercio” por Raúl Franco Moncayo (2018/10/07- Formar Buenos Ciudadanos), el tema me pareció sugestivo. A continuación, transcribo la parte pertinente: “Hace quince días asistí a la incorporación de 512 nuevos profesionales en una de las universidades supuestamente elitistas de la ciudad… El mensaje mal presentado del Rector, en alusión al panadero y su clientela, fue que todos deben ganar. En definitiva, solo preocúpense de hacer negocios. En la situación que vive el país, que bueno hubiera sido oír que se recomiende a los nuevos profesionales ser honestos, no caer en las trampas de la corrupción y sobre todo trabajar por el país, por su progreso. Ser buenos ciudadanos, interesarse por los problemas del Ecuador…”

Con relación a la citada acotación, cabe mencionar que, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), trabaja para mejorar la educación en todo el mundo, y entre una de las orientaciones impartidas para la educación, menciona que el mismo debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales que en el transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores.

La educación para el SER debe trascender las fronteras del conocimiento e impulsar el desarrollo de la propia personalidad del individuo, que fortalezcan complementariamente el desarrollo de actividades no cognitivas, como el perfeccionamiento de las virtudes del alma, que es la antesala de las buenas acciones para un buen convivir social. En otras palabras, encontrar puntos de coincidencia por donde debe conciliar la ciencia, la técnica y las ciencias del espíritu con un nuevo humanismo.

Se trata de educar para integrar ego y Ser. Estamos claros que la ciencia y la técnica aumentan el bienestar material de los pueblos y la ciencia del espíritu forme hombres que vayan a perfeccionar moral y culturalmente a las sociedades. Educar para el Ser, es educar de manera integral e integrada todos los aspectos del ser humano, en su totalidad.

El mensaje del señor Raúl Franco, en mi criterio, afirma la frase célebre del expresidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln: “La filosofía del aula en una generación, será la filosofía del gobierno en la siguiente.” (O)

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