Cocinas de inducción sin acogida / Editorial

Editorial, Opinión

El gobierno anterior dispuso, hace años, que los ecuatorianos debían adquirir las cocinas de inducción eléctrica, planteando una serie de beneficios y de ventajas económicas para quienes se decidieran por esta opción en el uso doméstico. Trató de pintar un panorama de enormes perspectivas en el presente y en el futuro.

 

Durante los primeros meses de la propuesta gubernamental surgió algún entusiasmo en los ecuatorianos por estas cocinas eléctricas, que duró poco tiempo. Surgieron inconvenientes para la adquisición de estos artefactos domésticos, como sus precios elevados y el temor de que el costo de la energía eléctrica aumentara; todo lo cual detuvo el entusiasmo inicial.

 

En la actualidad las cocinas de inducción eléctrica han perdido acogida en el pueblo, prácticamente no existen compradores; de esta manera la idea inicial se ha estancado y la gente ha retornado a las cocinas a gas, cuya comercialización se ha incrementado. Existe una razón convincente relacionada con la rebaja del impuesto al ICE que, como es obvio, atrae a la gente a preferir lo más conveniente.

 

El incremento de este tipo de cocinas aumenta, en forma significativa, el consumo de gas, que es el combustible subsidiado y que representa un millonario egreso de dinero al gobierno que, en tiempo de crisis como la que vivimos, afecta la economía nacional y ahonda la crisis fiscal. Esta realidad debe llevar al gobierno a analizarla muy en serio; sabemos que es problema social muy sensible. (O)

 

 

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