Cacique de Chibuleo sometía a sus indios a la explotación. 1764 / Pedro Reino Garcés

Columnistas, Opinión

Un aspecto poco tratado en nuestra historiografía es el relacionado con la intermediación que ejercieron los caciques para que sus propios hermanos de etnias fueran explotados por los hacendados peninsulares que heredaron los privilegios derivados de la conquista. Los caciques son sus principales adversarios y tiranos en muchos casos, pues por beneficiarse de estatus de poder, y también de privilegios que les otorgaban los blancos, tiranizaban y esclavizaban inmisericordemente  a sus propios hermanos indígenas. Cuando se oyen los discursos reivindicatorios de la dirigencia indígena, los blanco-mestizos creemos que en ellos existen razones de unidad frente a las injusticias. Los propios indígenas también deben saber que entre ellos han existido y hay tiranos.

He estado leyendo ciertas notas, o sea recortes de papeles que se adjuntan a textos más amplios, como este que dice sin más: “Este indio Lorenzo Machabanda hijo de Gregorio, de los Thomabelas, está numerado de hedad de 18 años al tercio de San Juan de 38 y según queda en la numeración saldrá reservado  de mitha y tributo, pagando el tercio, desta su edad agosto venidero de 769 años, remítome a las visitas  y doy la presente de su requerimiento … por ser en el que cumple los 49 años de su hedad fecha en el primero de Noviembre  de 768 años =  f) Antonino Valenzuela, escribano de Cabildo y Real Hacienda. ”. Si no entendemos mal, Lorenzo Machabanda, ha sido “numerado”, o sea que ha entrado en un registro a la edad de 18 años, en 1738; y será mitayo y pagará tributo por ser indio, hasta el 1 de Noviembre de 1768. Esta “numeración” le esclavizaba por 30 años; y recién cuando haya cumplido 49 años de edad “saldrá reservado  de mitha y tributo, pagando el tercio”, es decir que todavía tenía que contribuir pagando una tercera parte de impuestos decididos por los dueños del poder.

El texto subsiguiente al que acabamos de comentar, parece ser que se refiere a un hermano del indio  Lorenzo, de quien en cambio se dice en un documento más amplio: “Manuel Machabanda indio natural de dicha villa de Hambato, sujeto a Don Bonifacio Pilamunga, cacique principal de los indios chibuleos y tomabelas, como mejor proceda en derecho,  parezco ante Vuestra Señoría como mi fiscal protector general  y digo: que por nombramiento de dicho  cacique he servido tres años de mita subsesivamente  como son el primer año de pastor de las ovejas  en la hacienda nombrada  Patahaló del Dr. Dn Francisco de Lara, presbítero.  El segundo año de guasicama en la casa de Doña Bentura Chamargo vecina de dicha villa, y el tercero asimismo de guasicama en casa de don Manuel Alarcón, según consta por los nombramientos  de dicho cacique que tengo en mi poder, y no he tenido el menor descanso de más de este perjuicio, es el mayor que antes ni después de dichos nombramientos no me ha asignado tierras  de comunidad según disposición a leyes y ordenanzas de estos reynos, faltando en todo a la caridad cristiana, considerándome que soy indio miserable indefenso, y todo por tener interés en los derechos de los nombramientos ejecuta…”

¿Qué entendemos hasta aquí? Pues que el indio Manuel es un sometido al cacique Bonifacio Pilamunga. Que el cacique es su primer esclavizante, “todo, por tener interés en los derechos de los nombramientos (que) ejecuta”. Se ve que el cacique daba “nombramientos” de mitayos y de huasicamas, y no cumplía con lo que decía la ley, pues “no me ha asignado tierras  de comunidad según disposición a leyes y ordenanzas de estos reynos,…” ¿Qué más evidente lo que consta en el propio documento al decir “faltando en todo a la caridad cristiana, considerándome que soy indio miserable indefenso,”? Preguntémonos entonces ¿Se merecen los caciques ser los propugnadores de la resistencia indígena? ¿Quiénes realmente resistieron y resisten hasta la actualidad frente a los embates del capitalismo y sus manipuladores? Queda claro que una cosa es tener conciencia de clase, y otra, tener conciencia étnica.

Mírese los extremos a los que se llega por esta “disposición” del cacique, “por tener interés en los derechos de los nombramientos ejecuta estos daños en quien no puede resistir a sus violentos preceptos, y no contento de esto ha dado nuevo nombramiento contra mí para que sirva de guasicama en casa de doña Nicolasa Meléndes viuda del capitán don Balthasar Báscones, cuyos sirvientes con gran violencia y rigor sin querer atender a mis persuasiones de haber servido la mita me pusieron a que había de ir a cumplir dicho nombramiento. (O)

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