Autodepuración / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

 

Las instituciones están llamadas a autodepurarse si pretenden sobrevivir en el tiempo. Si no lo hacen por sí mismas, desaparecen. O, abruptamente, pueden ser cambiadas, perdiendo así la historia necesaria, la tradición y la necesidad de evolución que les exige cada época.

Siempre es mejor lo primero. Cuando no existe borrón y cuenta nueva sino evolución y cambio ordenado. Lo segundo, esa manía jacobina de tumbarlo todo y refundar desde cero que primó en el país el 2007, por ejemplo, no es lo óptimo.

La Asamblea Nacional del Ecuador se autodepuró al destituir al ahora expresidente de la misma hace dos días. Lo hizo cuando la posición del legislador ya no era sostenible. En tiempos como los actuales, la opinión pública tiene connotaciones inmediatas y mortales y un audio filtrado ha demostrado que puede tumbar a cualquiera.

La pérdida de apoyos se dio en menos de una semana. Primero de la opinión pública informada, luego la de los partidos y bancadas y, finalmente, la del Presidente de la República y el movimiento de gobierno. Hace un mes esto hubiera sido impensable. Pero la política es así y más aún en el siglo XXI.

El proceso en el legislativo tuvo varios matices, que hoy vale aclararlos. Por un lado hubo un partido con experiencia, conocimiento y decisión que comandó todos los actos legislativos que derivaron en la destitución del presidente. Por otro lado, y en franca competencia, hubo un movimiento atolondrado, desconocedor de los detalles jurídicos y amante del show y la cámara fácil que casi tumba ese proceso por ingenuidad. Ya la población finalmente los ha descubierto luego de esto.

¿Qué hubiera pasado si se votaba por la “renuncia” del presidente hace una semana? Absolutamente nada. Ni renuncia ni destitución. Primero porque jurídicamente no procedía y luego porque el presidente en ese momento mantenía los apoyos necesarios para sostenerse en el cargo. Probablemente hasta se reafirmaba con más fuerza en el puesto. Fue el tiempo, y uno muy corto, el que le liquidó. Pocos lo pensaron y pocos lo midieron. Finalmente, la autodepuración se concretó.

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