Atentados a la sanidad de la ciudad / Fausto A. Díaz López

Columnistas, Opinión

Las aceras de una ciudad, son estructuras de vital importancia, porque además de permitir la movilidad de peatones protegidos de ciertos riesgos como los del tránsito vehicular, sirven para resaltar el perfil de la urbe y presentar a propios y extraños una imagen de previsión y cuidado; o, de descuido, apatía o abandono. En Ambato, librando escogidos sectores como aquel que se llama “Centro Cívico”, que cuenta con aceras bien cuidadas y regulares; una cantidad de barrios aledaños no tienen la misma suerte. Las aceras en varios lugares de nuestra ciudad, son estructuras caducas, remendadas; varias albergan rampas inconsultas con puertas de garajes que se abren hacia afuera, y como si esto fuera poco, algunas alojan gradas de ingreso a los domicilios.

Estas cuestiones no sólo impiden el libre flujo de los transeúntes, sino que además afean el lugar. Otro asunto que contamina el diario vivir de nuestra sociedad, es el avance imparable de las ventas informales. Los vendedores ambulantes en su afán de mercar una serie de artículos, ocupan todo espacio que creen disponible en la localidad. La necesidad de conseguir dinero para subsistir junto a su familia, les ha llevado a invadir lugares de la urbe tratados por los ambateños con demostrado respeto. Ambato cuenta con tres ferias semanales donde se mueve mucho dinero y se comercian infinidad de productos. En los días de feria se hace casi imposible trajinar o circular con vehículos, aún, por las calles aledañas. En estos sitios las familias que arriban con pequeños niños hacen su estancia temporal en calles y aceras. Como en esos lugares expenden toda clase de alimentos; ahí comen, duermen a los niños que una vez despiertos, realizan sus necesidades orgánicas, en calles y aceras.

Otro asunto que no se ha podido erradicar, es la presencia de perros callejeros en la ciudad. Este fenómeno se presenta por la irresponsabilidad de varios citadinos que adquieren mascotas y luego las echan a la calle; acción que ha determinado que en varios lugares existan canes sin dueño. El problema que causan estos animalitos sin hogar, es que buscan alimentarse en los tachos o depósitos de basura y como es en la calle en donde viven, en las aceras depositan sus excrementos. Pero no sólo los perros callejeros, realizan sus necesidades fisiológicas en las aceras, sino también aquellas mascotas bien cuidadas, cuyos dueños las sacan de paseo matinal y en el trayecto, con total irresponsabilidad, permiten que hagan sus necesidades orgánicas en aceras o parterres de la urbe.

Existen también malos ciudadanos que sacan de sus casas a determinada hora a sus mascotas y les conducen a las aceras aledañas para que se desocupen. Su argumento ante un reclamo, es que sus casas no cuentan con espacio.

Deja una respuesta