Asamblea se reivindica / Editorial

Editorial, Opinión

 

 

  Tradicionalmente, los Congresos en tiempos pasados y la actual Asamblea Nacional han sido instituciones que no han gozado de la simpatía de nuestro pueblo  -a pesar de que él ha elegido a sus integrantes- por motivos explicables unos y otros dudosos.

  El desprestigio de estas Instituciones colegiadas no es exclusivo de nuestro país.   Todas la naciones del mundo -que mantienen el sistema democrático con elecciones parlamentarias-  tienen que soportar muchos hechos anómalos criticables.

  La presencia de parlamentarios de distintas ideologías, con criterios opuestos frente a las realidades de cada pueblo, la soluciones que ofrecen a los múltiples problemas existentes, los sistemas que deben ser aplicados en cada problema, unos pacíficos y otros violentos,  llevan a discusiones permanentes y hasta beligerantes que, como es obvio, disgustan a la gente.

  Frente a esta realidad, surge la necesidad de encontrar coincidencias en base al diálogo constructivo para llegar a consensos positivos en beneficio de las mayorías.  No siempre es fácil encontrar este camino y surgen fanatismos que buscan escandalizar más que construír acuerdos. Entonces, la gente común no comprende estas realidades y critica con dureza a los Congresos y sus integrantes.

  En la actual Asamblea Nacional se han dado estos hechos por intransigencias  y fanatismos políticos. En los casos denunciados por los “diezmos” y por la influencia de una Asambleísta en la Justicia,  se habló de imponer el espíritu de cuerpo. La gran mayoría de Asambleístas salió por sus fueros y de la Asamblea Nacional. Un paso positivo que debe ser apreciado en todo lo que significa. (O)

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